La Gran Novela de Ramsés es una saga de 5 libros, escrita por el escritor francés Christian Jacq, sobre la vida del faraón Ramsés II. La novela, además de relatar las hazañas del gobernante, es también un retrato detallado de la vida cotidiana en la época de Ramesside, un periodo histórico muy estudiado por el autor de la saga.
Reinó durante sesenta y siete años. Llevó a su país a una epopeya de gloria y sabiduría. Ramsés II, "el hijo de la luz", fue el mayor faraón egipcio y el hombre que dio un giro a la historia del mundo antiguo. Con esta maravillosa narración -un éxito editorial sin precedentes- Christian Jacq nos lleva a un apasionado recorrido por el escenario de su vida.
La batalla de Kadesh.
El tercer volumen se titula La batalla de Kadesh (o Qadesh) y narra el gran conflicto entre los egipcios y los hititas, que culminó en la terrible batalla de Kadesh.
Los hititas, decididos a conquistar Egipto, han exterminado a los egipcios en las zonas fronterizas y han sometido a su voluntad a los príncipes provinciales, aliados de Ramsés. La capital de su reino se convirtió en un enorme cuartel donde se fabricaban armas y carros de guerra día y noche. El propio Serramanna entrenó a los nuevos reclutas y les mostró la dureza de la guerra.
Por su parte, Shenar, en connivencia con Asha y Raia, está seguro de que el ejército egipcio no sobrevivirá al desastre de esta nueva guerra porque está mal armado y no está entrenado para la batalla campal. Mientras tanto, Serramanna, debido a una trampa tendida por Raia, es encarcelado por alta traición aunque en realidad es inocente.
Ramsés ha preparado su ejército y, tras haber confiado el poder de decisión a Nefertari, Tuya y Ameni, parte hacia la tierra de Canaán decidido a aplastar la revuelta en las fronteras y a derrotar a los antiguos aliados traidores. En menos de un mes las tropas faraónicas reconquistaron toda la tierra de Canaán y volvieron a someter a los príncipes provinciales a la voluntad de Egipto. Con una gran demostración de fuerza, Ramsés y sus tropas también vencieron a los rebeldes de Megido y obligaron al príncipe Benteshina de Amurru a rendirse.
Tras esta primera victoria, el faraón y su ejército regresan triunfantes a Pi-Ramsés. Mientras tanto, Ameni y Asha logran descubrir la verdadera inocencia de Serramanna y el sardo es liberado. Ofir sigue luchando contra el faraón con sus artes oscuras e intenta dañar a Nefertari utilizando su chal, robado por Romè, el mayordomo de palacio. Sin embargo, éste es descubierto y, justo cuando está a punto de confesarlo todo, Ofir, utilizando su magia, le hace morir con un hechizo.
Mientras tanto, en Hattusa, capital del reino hitita, los dos consejeros del rey Muwatalli, su hijo Uri-teshup y su hermano Hattusil, están enfrentados por la guerra. El primero está sediento de sangre y le gustaría destruir Egipto, el segundo querría utilizar la diplomacia. En un intento de apaciguar primero las disensiones internas, Muwatalli decide retrasar los preparativos para la guerra. Preocupado por esta inactividad de los hititas, Ramsés ordenó a Asha que se infiltrara en su reino disfrazado.
Raia, el espía sirio que conspiraba con Shenar, fue incriminado y obligado a retirarse de su red de espionaje. Se dirige a su jefe, Ofir, también al servicio de los hititas, y le revela su fracaso. Por ello, el mago libio decide utilizar a Meba, antiguo ministro de Asuntos Exteriores, como su nuevo espía. Mientras reconstruye su red de espionaje, Ophir también consigue utilizar sus hechizos sobre Nefertari, que ahora está muriendo. Ramsés decide viajar a Nubia porque, según la leyenda, allí encontrará una piedra que salvará a su amada novia. Con la ayuda de Setau y de su esposa Lotus encuentra el objeto mágico y consigue así alejar la amenaza del mago libio que se ve obligado a detener sus ataques por un momento. En el lugar del hallazgo, Abu Simbel, Ramsés ordena construir un templo en honor de la gran pareja real.
Nefertari, por su parte, está preocupada porque Ramsés no tiene más descendencia masculina que el hijo que tuvo en su juventud con Iset, el niño Kha. La gran novia real, que se ha quedado estéril después de dar a luz, pide a su marido que se una de nuevo a Iset para que pueda producir un nuevo heredero. El faraón, aunque a regañadientes, acepta la propuesta de su esposa y de su unión con la bella Iset nace un segundo hijo, Merenptah.
Mientras tanto, Asha, tras descubrir que los hititas están preparados para atacar, es detenida por Raia y obligada a ir a prisión. Sin embargo, antes de su captura, consigue enviar un mensaje a Ramsés, revelando así las intenciones de los hititas. Mientras tanto, Ofir, descubierto por Serramanna, mata a la joven Lita y huye con Dolente, seguro de que Muwatalli pronto arrasará Egipto.
Ramsés prepara entonces su ejército para el enfrentamiento final con los hititas. Sin embargo, antes de marcharse, hace detener a Shenar, quien, convencido de que Asha es su aliada, no se ha dado cuenta de que Asha nunca ha traicionado al faraón, sino que le ha advertido de sus malvados planes. Gracias a una terrible tormenta de arena, Shenar consigue eliminar a sus guardias y escapar antes de ser condenado a trabajos forzados.
En el monte Sinaí, Moisés, que se había establecido con la tribu de Madián, tiene una visión de Dios y decide regresar a Egipto para liberar a sus compatriotas, que no son esclavos sino trabajadores ordinarios, aunque no son libres de creer en su único Dios en una tierra de politeístas.
Comienza la batalla de Kadesh. Gracias a un engaño de los hititas, la mayoría de los hombres de Ramsés son rodeados y exterminados. El faraón, súbitamente favorecido por la luz divina de Amón, junto con el fiel león Cazador, al que había salvado de cachorro y que ahora se había convertido en una auténtica máquina de guerra, se enfrenta a los hititas y consigue ponerlos en fuga porque ellos, al ver sus increíbles dotes como guerrero, creen que es un dios. Muwatalli y Hattusil no consiguen animar a sus hombres y se ven obligados a refugiarse en la fortaleza de Kadesh, considerada inexpugnable.
Ramsés es incapaz de conquistarlo pero no está decidido a rendirse. Muwatalli le envía un mensaje pidiendo la paz a cambio de la vida de Asha. El faraón finalmente acepta el trato.
Sin embargo, los hititas no aceptan esta derrota y, mientras Asha intenta utilizar la diplomacia para recuperar los territorios fronterizos, Hattusil lo hace capturar y encarcelar en la fortaleza de Amurru, ordenando al diplomático que escriba un mensaje en el que revele que todo está bien en esas tierras. Asha, utilizando sus trucos, revela su situación a Ramsés. El faraón ordena a Serramanna que vaya a Amurru para liberar a su amigo.
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