Insomnia, según admite el propio autor, es la novela con más conexiones con la saga de la Torre Negra.
En el transcurso del libro, nos encontramos con personajes y situaciones que se pueden remontar perfectamente a la lógica de la serie. Un personaje menor de esta novela tendrá luego un papel fundamental en el volumen que concluye la saga.
Por último, el propio Insomnio se menciona en La Torre Negra como un "evento de referencia" para Roland y su ka-tet.
¿Cuántos de ustedes no duermen por la noche? ¿Quién no ha pasado horas y horas de insomnio sin encontrar ningún apoyo que pueda llevar a su conciencia a caer en el cálido y tranquilizador abrazo del sueño?
Imagina que en una de esas noches de insomnio, lo único que puedes ver son extraños hombres de rostros indescifrables, calvos y pálidos, de baja estatura y complexión insignificante, que deambulan por tu barrio, con batas demasiado blancas e inmaculadas y sosteniendo tijeras de acero.
Te preguntarías qué está pasando por tu cabeza, si realmente estás viendo o sólo estás imaginando escenarios similares que aparecen sin piedad ante tus ojos privados de sueño. Esa sería la pregunta equivocada, porque no habría nada más real que Cloto y Lachesi, los seres sobrenaturales que, representando la voluntad de Intent, están ante ti para mostrarte lo que hay detrás de la vida y la muerte de cada ser humano.
Así comienza Insomnio, una novela visionaria publicada por King en 1994, a través de la voz y los pensamientos de Ralph Roberts, un hombre de más de setenta años que en una noche como cualquier otra comienza, debido al insomnio, a ver cosas y personas que nunca antes había visto.
Durante una de las muchas noches que pasa en vela, se da cuenta de que dos hombres calvos, con uniforme de médico y armados con unas extrañas tijeras, entran en la casa de su vecino, que está a punto de morir.
Pronto se da cuenta de que ha desarrollado poderes paranormales especiales, que le permiten, a través de la visión de las "auras de colores", comprender el estado de ánimo y la salud de las personas, cuyas vidas se hacen concretamente visibles para Ralph en forma de hilo de globo
Decidido a averiguar más, y descubriendo que su amiga Lois también posee las mismas facultades superiores, acude a la cabecera de Jimmy Vandermeer, un conocido que también está a punto de morir. Aquí se encuentra con Cloto y Lachesi, los dos "médicos calvos" que había vislumbrado tiempo atrás, quienes les confían a él y a Lois una delicada "misión": detener a Ed Deepneau, un humano subyugado por Atrope, una fuerza maligna que se opone a Cloto y Lachesi en "este nivel de la Torre", antes de que cometa una masacre durante una conferencia de Susan Day, una activista abortista.
En el mundo -explican los dos- hay dos fuerzas que rigen la vida de los "seres de plazo fijo", como los humanos y los animales; una es el Azar, que tiene a Atrope como ejecutor, la otra es la Intención, cuyos paladines son Cloto y Lachesi.
Convencidos a duras penas, Ralph y Lois, gracias también a sus poderes, tras frustrar un violento ataque de los seguidores de Deepneau a un refugio para mujeres maltratadas, consiguen encontrar el escondite de Atropo, tenebroso y misterioso.
Parece hecho, pero en cambio...
psicológica, como es el estilo del autor. A pesar de los momentos de terrible tragedia y miedo, la conclusión es, como siempre, inesperada y nada infeliz. Pero hay un pero que siempre acompaña a las lecturas del Rey de las Emociones y es la conciencia.
Ralph se dará cuenta de que hay fuerzas inescrutables contra las que es difícil luchar y, sobre todo, ganar, pero incluso cuando se gana, nunca se hace sin pagar un alto precio y ese precio proviene de una elección que inevitablemente implica una pregunta.
La pregunta que cada uno de nosotros se hace ante esta vida: ¿qué es correcto hacer para salvar lo insalvable y qué no? Y sobre todo, ¿existe la elección del bien absoluto, o somos almas perdidas, atrapadas en un destino que no nos pertenece, meras marionetas movidas por manos invisibles que mueven los hilos sin preguntarnos siquiera el porqué? Probablemente no exista la posibilidad de elegir el bien absoluto, sino el mal menor.
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