En esta nueva obra de Mankell, volvemos a encontrar al comisario Kurt Wallander, protagonista de la serie de libros que el escritor ha dedicado a la novela de misterio.
Han pasado algunos años desde que lo vimos por última vez, como siempre ocupado en su trabajo con la policía de Ystad, un trabajo al que se dedica prácticamente con gran competencia, seriedad y obstinación.
Pero las noticias no acaban ahí: su hija Linda trabaja con él en el distrito policial de Ystad. Enseguida ha demostrado que tiene todas las cualidades necesarias para convertirse en la heredera ideal de su padre, y Wallander está especialmente orgulloso de ello.
También está orgulloso el día en que Linda le hace abuelo y da a luz a una preciosa niña. Desde hace algún tiempo, su hija vive con Hans von Enke, que trabaja en una empresa de fondos de inversión. Wallander, como probablemente todos los padres del mundo, tiene algunas reservas sobre el joven -rico y noble-, que consigue superar en parte sólo contagiado por el entusiasmo y la confianza de Linda. La futura familia política también contribuye a tranquilizarle con su sencillez y amabilidad: Hankan von Enke es un antiguo capitán de corbeta.
A lo largo de su vida ha tenido encargos delicados e importantes y ha comandado destructores y submarinos. Su esposa Louise ha enseñado idiomas. Está encantado cuando Linda le cuenta cómo le ha descrito el matrimonio Enke: "Tu padre es una gran incorporación a la familia. Las cosas parecen haber dado un giro a mejor, aunque Wallander no es un hombre sencillo, siempre vive como si le persiguieran una serie de preguntas sobre su vida, tanto pasada como futura, a las que no puede dar respuesta.
Lleva diez años luchando contra una forma de diabetes que le ha obligado a hacer un cambio drástico en su vida. Pero el ejercicio, las nuevas dietas y la medicación no han sido suficientes; ahora tiene que administrarse insulina a diario.
Sin embargo, sigue trabajando tan duro como siempre. El caso en el que trabaja es la brutal agresión a dos ancianos: un viejo traficante de armas y su esposa. Es durante esta investigación cuando ocurre algo inesperado: durante una cena en solitario en un restaurante de la ciudad, Wallander, visiblemente borracho, olvida su pistola en el restaurante.
Se inicia una investigación contra él, durante la cual el comisario se ve obligado a confesar que no recuerda haber llevado el arma consigo ni dónde pudo haberla perdido. Evidentemente, se le suspende de su trabajo hasta que se cierre la investigación, pero mientras tanto otro grave suceso se suma a la ya difícil situación: el capitán Hankan von Enke, padre de su yerno Hans, desaparece.
Este es el punto de partida de la historia, que Henning Mankell conduce con gran habilidad. Los giros de la trama van unidos a la capacidad del autor de no perder nunca de vista la vida, los sentimientos, los afectos y los problemas de sus protagonistas. Tampoco faltan consideraciones y énfasis en la situación de la sociedad y la política suecas.
Mankell no se limita a contar una historia de detectives, sino que construye una novela verdaderamente grande. Para leer con calma, sobre todo porque este parece ser el último libro que el autor pretende dedicar a su protagonista más querido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario