Un hermoso libro que transmite cada emoción, desde el dolor hasta la felicidad, pasando por los pequeños avances que estos niños tan especiales logran cada día.
Torey, una maestra que se dedicaba a el cuidado de niños en situaciones especiales, regresa a su ciudad natal a esperar que un problema de su documentación se arregle y recibe la oferta de retomar esa profesión después de varios años de no ejercer.
En este libro basado en hechos reales, la escritora refleja como fue su relación con cada uno de los niños con situaciones emocionales y mentales delicadas, como intenta sacarlos adelante con su enseñanza y con la ayuda de una voluntaria que la apoya, pero que también necesita de mucha ayuda con sus propios líos emocionales.
Una novela tierna, con angustia e incertidumbre que atrapa al lector queriendo hacerlo saber cual será el destino de estos niños y que lo llenará de las emociones con las que Hayden impregnó sus páginas.
TRAMA
Aquella aula era una auténtica Babel, no muy distinta del resto de mi vida. Era enorme, con un viejo techo de principios de siglo de más de tres metros de altura y unas hermosas ventanas que no daban a nada digno de verse: una pared de ladrillo y la chimenea de la cercana central térmica. Una gran parte de la habitación había sido destinada a albergar la biblioteca de la junta escolar del distrito, y unas estanterías metálicas grises la dividían de la parte restante en forma de L que era la mía. Las ventanas recorrían el brazo largo de la elle, donde también se encontraban la mesa y las sillas, mientras que el lado corto albergaba la pizarra y la puerta de entrada. El espacio era suficiente, yo estaba acostumbrado a menos, pero la disposición era realmente extraña: la pizarra no se veía desde la zona de trabajo y, a menos que me colocara como un centinela en la esquina de la elle, no podía vigilar la puerta de entrada. Aún más original para mí fue la decisión del distrito de combinar una clase de niños perturbados con una biblioteca para el personal.
El mío iba a ser el primer experimento oficial dentro del distrito escolar -desde que se promulgó la ley en los años setenta- de una clase autogestionada para niños con trastornos emocionales. La definición exacta de mi trabajo era «orientador de recursos humanos», los niños se describían como «aquejados de trastornos de conducta» y, para cerrar el círculo, la clase se llamaba «el centro».
Volver a un colegio aquella mañana de finales de agosto después de seis años fuera de la enseñanza tenía el sabor de un déjà vu: me sentía como si siempre hubiera estado fuera y, al mismo tiempo, como si nunca me hubiera ido. No quería volver a la enseñanza. Llevaba dos años en el extranjero trabajando como escritora a tiempo completo y quería volver a mi vida en Gales, mi casa de campo, mi perro y mi novio escocés.
Razones familiares me habían traído de vuelta a casa, y luego me había encontrado con los interminables grilletes de la obtención de un permiso de residencia permanente en Gran Bretaña. Los problemas surgían de la nada: desde registros bancarios perdidos hasta consulados cerrados; los meses de espera de uno se convirtieron en tres y luego en cuatro y sin perspectivas reales de que el permiso llegara realmente.
Molesto y perplejo, deambulé entre parientes y amigos.
Una tarde me llamó la amiga de una amiga. Me dijo que no nos conocíamos, pero que había oído hablar de mí y de mi problema. Parecía tener un problema propio y se preguntaba si no podríamos ayudarnos mutuamente. Uno de sus profesores de clases especiales había enfermado gravemente de repente, sólo quedaban diez días para el comienzo del nuevo curso escolar y no tenían tiempo de contratar a un sustituto oficial. ¿Estaba interesado en conseguir un profesor sustituto? La respuesta inmediata fue un firme no: estaba esperando mi visado y, si llegaba, quería estar lista para marcharme inmediatamente. Pero la mujer no estaba dispuesta a ceder fácilmente; me dijo que me lo pensara, que si llegaba el permiso siempre podía renunciar al destino y ellos encontrarían al profesor sustituto. Cuando volví después de dejar a su madre, la encontré exactamente donde la había dejado. Saqué una silla y se la señalé. Se sentó. No había nada mecánico en sus movimientos, de hecho se movía con una gracia sorprendente, pero parecía estar completamente vacía. Durante toda la mañana sólo se movió si se lo pedíamos, de lo contrario se quedó petrificada y se quedó mirando el vacío que tenía delante sin mover un solo músculo.
No me miraba ni a mí ni a los niños, e incluso cuando me ponía delante de ella, seguía mirando al frente como si yo no estuviera allí. Puedo afirmar con certeza que no me vio, pero no puedo decir con la misma certeza si fue un esfuerzo consciente. Aunque me habían dicho que Dirkie sería el caso más difícil, la situación de Leslie me pareció mucho más grave aquella mañana. De los tres, era la única incapaz de hablar y de ir al baño por sí misma.
Tenía problemas de diabetes que requerían una inyección hacia el mediodía. Aquel día entró la enfermera, la llevó a un rincón tranquilo y le puso la inyección sin que Leslie pestañeara. Ni siquiera miró lo que la mujer le estaba haciendo.
A las doce y cuarto los niños se fueron a comer y yo me quedé en la mesa con sus cartas. Como ya los conocía, ahora podía entender más de lo que decían sus perfiles.
Llamaron rápidamente a la puerta y oí que se abría. Levanté la vista, pero una vez más estaba bloqueada por las estanterías y el hecho de que no pudiera ver la entrada desde la parte principal del aula me puso nerviosa. «Adelante». Y esperé a que viniera alguien.
Al igual que con los últimos seis libros, esperaba terminar Como otro niño lo antes posible para poder hacer la reseña, pero me llamó la atención que con este iba más allá.
Una de las veces que vi la imagen de la última página de la edición tengo que poner un separador y ver cuántas páginas me faltaban, tuve una sensación de verdadera ansia por saber cómo acaba.
Esto es lo que me pasó con los libros anteriores, pero con este me pareció importante mencionarlo porque, si visteis mi lista de libros a leer para junio, lo marqué en la categoría de Descanso, por ser un libro que deja lo que normalmente leo (principalmente fantasía) y pasar a un libro basado en hechos reales, que es algo muy diferente a lo que estoy acostumbrada, es un cambio radical, pero me alegro de haberlo hecho con Como un niño, porque me dejó un buen sabor de boca.
Empezaré analizando los aspectos que me hacen dar esta opinión con el hecho de que la historia me atrajo mientras la leía. Digo mientras porque cuando iba a empezar a leer los libros de este mes me desanimé al pensar que el primero era éste, aunque luego me di cuenta de que era Al otro lado de la puerta, de Gary L. Blackwood, lo que me alegró, pero (aunque sí me gustó más el de Blackwood) después de terminarlo sigo pensando que fue una lectura entretenida, así que tiene eso a su favor.
Me sorprendió que Hayden no contara cada día de clase con detalle, sino que organizara la historia de tal manera que los puntos relevantes de la personalidad de cada uno (incluida la del ayudante) quedaran bien resaltados para el lector y pudiéramos seguir el hilo de cada uno a su manera.
Los personajes estaban bien descritos emocionalmente, aunque a lo largo del libro me costó saber a ciencia cierta quiénes eran algunos de los alumnos, y no eran muchos, pero supongo que es aceptable porque es habitual que esto me pase con cualquier libro, así que puede ser problema mío y no tanto de la narración, pero si a ti también te ha pasado me gustaría que lo pusieras en los comentarios :)
Siguiendo con la idea de los personajes, me gustó que hubiera cierto antagonismo por parte de algunos de ellos, que hubiera algunas actitudes equivocadas de su parte, lo que le dio un toque interesante a la historia, que no se arruina para aquellos que, como yo, solían pensar que un libro era aburrido o tedioso antes siquiera de haberlo leído porque tenía muy presente el aspecto «emocional», pues este no es el caso de Como otro chico.
Claro, tiene algunos momentos de este tipo, pero la trama se desenvuelve más hacia los problemas que tienen cada uno de los alumnos y la asistente, llegando a lo sentimental de vez en cuando pero sin ser el centro del libro.
Pasando a otro aspecto positivo, en general la historia se desliza rápidamente y, como si tuviera cierto toque de intriga, invita al lector a seguir leyendo hasta terminarlo, como dije al principio de esta reseña.
Hablando de terminar, el final fue muy repentino, al menos para mí, porque aún quedaban algunas páginas y el hecho de que terminara como terminó me sorprendió mucho, aunque en realidad es un muy buen final (me lo pude imaginar como un final de película y quedó muy bien en mi imaginación XD) y además tiene un epílogo, por lo que me dejó moderadamente satisfecha.
Y con moderadamente me refiero al primer aspecto negativo del que hablaré en esta reseña: conclusión de personajes. En realidad no es tanto como negativo, simplemente no fue lo que esperaba, ya que no fue un final de «vivieron felices para siempre», o al menos no para todos, pero en realidad es algo también positivo, parte de la experiencia de tener un libro basado en hechos reales, que no siempre tienen finales felices ;-;
Otro aspecto negativo que noté necesita de un ligero spoiler para ser contado, así que si prefieres no saberlo para no arruinar esa «sorpresa» que existe en la historia, salta al siguiente párrafo :). Ahora si viene el spoiler, ya que una de las mamás de los niños se convierte en la ayudante de Torey, teniendo a su hija en la clase, cosa que no se notaría si no se hubiera explicado porque no tiene una relación maternal en realidad, se encariña más con otra alumna que con ella, aspecto que si me desconcertó un poco, que no se desarrollara este vínculo, pero supongo.
Ella tenía problemas de diabetes que requerían una inyección alrededor del mediodía. Ese día vino la enfermera, la llevó a un rincón tranquilo y le puso la inyección sin que Leslie pestañeara. Ni siquiera miró lo que la mujer le hacía.
A las doce y cuarto los niños se fueron a comer y yo me quedé en la mesa con sus cartas. Como ya los conocía, ahora podía entender mejor lo que decían sus perfiles.
Llamaron rápidamente a la puerta y oí que se abría. Levanté la vista, pero una vez más estaba bloqueada por las estanterías y el hecho de que no pudiera ver la entrada desde la parte principal del aula me puso nerviosa. «Adelante». Y esperé a que alguien entrara.
MI OPINION
Como con los últimos seis libros, esperaba terminar Como un niño más lo antes posible para poder hacer la reseña, pero me llamó la atención que con este fue más allá de eso.
Una de las veces que vi la imagen que esta en la ultima página de la edición que yo tengo para poner un separador y ver cuantas páginas me faltaban, me entró un sentimiento de verdaderas ganas de saber como termina.
Así pasaba con los libros anteriores, pero con este me pareció importante mencionarlo porque, si vieron mi lista de libros por leer para Junio, este lo marque en la categoría de Descanzo, por ser un libro que sale de lo que yo normalmente leo (principalmente fantasía) y pasar a un libro basado en hechos reales, que si es algo muy distinto a lo que acostumbro, es un cambio radical, pero me alegra haberlo hecho con Como un niño más, porque me dejó un buen sabor de boca.
Comenzaré analizando los aspectos que me hacen opinar así con el hecho de que me atrajera la historia mientras la iba leyendo. Digo mientras porque cuando estaba por empezar a leer los libros de este mes me desalentaba pensar que el primero era este, aunque después me di cuenta que era Al otro lado de la puerta de Gary L. Blackwood, lo cual me alegró, pero (aunque si me gustó más el de Blackwood) después de terminarlo sigo pensando que fue una lectura entretenida, así que tiene ese punto a favor.
Me sorprendió que Hayden no relatara cada día de clase con detalle, más bien organizó la historia de manera que los puntos relevantes de la personalidad de cada uno (incluidos de la ayudante) quedaran bien resaltados para el lector y que pudiéramos seguirle el hilo a cada uno con su manera de ser.
Los personajes fueron bien descritos en lo emocional, aunque a lo largo del libro se me dificultó saber quien era con seguridad algunos de los alumnos, y eso que no eran muchos, pero supongo que es aceptable porque es común que me pase esto con cualquier libro, así que puede ser problema mío y no tanto de la narración, pero si a ustedes también les sucedió me gustaría que lo pusieran en los comentarios :)
Siguiendo la idea de los personajes, me gustó que existiera cierto antagonismo por parte de algunos de ellos, que hubiera ciertas actitudes incorrectas por su parte, lo que le dio un toque interesante a la historia, que no es arruinado para los que, como yo, solía pensar que un libro era aburrido o tedioso antes de si quiera haberlo leído porque tenía muy presente el aspecto "emocional", pues este no es el caso de Como un niño más.
Claro que tiene algunos momentos de este tipo, pero la trama se desenvuelve más hacía los problemas que tienen cada uno de los estudiantes y la ayudante, lléndose a lo sentimental de vez en cuando pero sin ser el centro del libro.
Pasando a otro aspecto positivo, en general la historia se desliza rápido y, como si tiene cierto toque de intriga, invita al lector a continuar leyendo hasta terminarlo, como dije al principio de esta opinión.
Hablando de terminar, el final fue muy repentino, por lo menos para mi, porque aún faltaban algunas páginas y el hecho de que acabará como lo hizo me sorprendió mucho, aunque de hecho es un muy buen final (lo pude imaginar como el de una película y se veía muy bien en mi imaginación XD) y además tiene epilogo, entonces me dejó medianamente satisfecho.
Y con medianamente me refiero a el primer aspecto negativo del que hablaré en esta reseña: conclusión de personajes. En realidad no es tanto como negativo, solo no fue lo que esperaba, pues no fue un final de "vivieron felices para siempre", o por lo menos no para todos, pero en realidad es algo también positivo, parte de la experiencia de tener un libro basado en hechos reales, los cuales no siempre tienen finales felices ;-;
Otro aspecto negativo que noté necesita de un ligero spoiler para ser contado, así que si prefieres no conocerlo para no arruinarte esta "sorpresa" que existe en la historia, salta al siguiente párrafo :). Ahora si viene el spoiler, ya que una de las mamás de los niños se convierte en la ayudante de Torey, teniendo a su hija en la clase, cosa que no se notaría si no se hubiera explicado porque no tiene una relación maternal en realidad, se apega más a otra alumna que a ella, aspecto que si me desconcertó un poco, que no se desarrollara este vinculo, pero supongo que era parte de su personalidad.
Para cerrar este análisis me gustaría añadir que mientras hacía esta reseña me dí cuenta de que en realidad no hay muchos aspectos negativos, sin embargo el libro no llego a "llenarme" por completo, puede ser que sea solo porque no estoy acostumbrado a este tipo de historias, y que, aunque la trama si es interesante, no es lo suficientemente "activa" como para atraerme por completo, pero aún así no entra dentro de los libros que más me han gustado, es bueno, pero no me atrajo tanto.
Aún así, si eres como yo, que leo ficción la mayoría del tiempo, este libro es un buen paso para la transición a libros de no ficción.
Source image / Fuente imagen: Torey Hayden.
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